Ya teníamos ganar de volver al desierto de Marruecos. Nuestros amigos de Ingravid y 4xquad se pusieron manos a la obra y nos organizaron una ruta magnifica por las zonas más maravillosas del desierto.
Los inacabables platós de Marruecos impresionan por lo su huida hacia al infinito. Transitar por ellos es una sensación única. No hay pistas que seguir, solo un punto en el horizonte donde llegar. Una sensación de libertad sin igual.
Mires donde mires tienes kilómetros de desierto por delante.
De tanto en tanto encontramos pequeños oasis en donde crece la vegetación gracias a la preciada y escasa agua que milagrosamente fluye en esos lugares.
Continuamos nuestra ruta hasta un lugar llamado «La Momia» porque aquí se rodaron algunas escenas de la película del mismo nombre. Las vistas desde arriba son espectaculares.
Por fin el grupo llegamos a Merzouga. Aquí están las famosas dunas. Hacen las delicias de todos los que visitan el lugar. Vale la pena visitar Marruecos solamente para visitar este lugar. La luz es mágica en algunos momentos.
Se pueden ir encontrando camellos que sobreviven comiendo una hierba reseca por la falta de agua del lugar. Aunque esa mañana había llovido y la arena estaba magnífica para circular por ella.
Pilotar por aqui no es fácil. Puedes volcar muy fácilmente. Hay que tener mucha concentración porque un segundo de despiste es suficiente para perder el control. Pero a la vez es lo más divertido de la ruta.
Los quads, más ligeros y con la posición de conducción más alta, permiten tener un gran control por las dunas.
Y de vez en cuando te enganchas. No se puede evitar! Pero también es divertido para todos a ayudar al atascado!
Y al caer la tarde aparece la magia de la luz. Los colores y las sombras se alían para ofrecernos un espectaculo único.
Continuamos la ruta hacia la población de Zagora. Es una ruta muy bonita y complicada ya que hay zonas muy pedregosas.
Encontramos un pequeño albergue de nombre «Titanic» con forma de barco en el que pudimos buscar refugio. Llevábamos una hora soportando una tormenta de arena que nos dificultaba mucho la conducción. El lugar tiene forma de barco y en la proa dispone de dos puertas. Una en cada lado. Así se puede abrir en cada ocasión la mejor posicionada para evitar la arena que trae el viento.
Una vez dentro a recuperar fuerzas. Como curiosidad observamos una bombilla en la estancia. Han llegado las placas solares a todos los rincones del país. Allí no hay un impuesto para producir tu propia electricidad como hay en España.
Y llegamos a Zagora. Es una pequeña población pero importante. Desde la última vez que estuvimos se ha modernizado mucho. Más calles asfaltadas, rotondas, las calles más limpias. Y como nó! toda la juventud con smartphones! Ni en el desierto hay desconexión.
Siempre que venimos aquí aprovechamos para ir a un taller de confianza que siempre nos han tratado muy bien y además dominan perfectamente los artilugios con los que venimos.
Aún tuvimos tiempo de ayudar a un motocarro que no arrancaba. Aqui me teneis empujandolo.
Continuando ruta me entretuve fotografiando sobre la marcha ese continuo desfilar de gentes por la carretera.
Aquí vemos el contraste de civilizaciones. Un parroquiano transportando a las abuelas en carro y un moderno buggie.
Habitualmente hacemos pequeñas paradas para descansar y repasar la ruta en el GPS.
Y llegamos a un paso por montaña que ya lo tenemos muy conocido y que nos muestra unos paisajes magníficos.
Llegamos a un par de albergues en que ya habíamos descansado en otras ocasiones.
Estan en caminos de muy difícil acceso y es milagroso que subsistan con los pocos viajeros que transitan por esos caminos.
Finalmente pasó lo previsible y es que golpeé una piedra con la rueda y el neumático quedó inservible. Un despiste! Por suerte las asistencia lo tienen todo previsto y llevábamos recambios.
Llegamos a las Gargantas del Todra. Un paso entre rocas monumental. Ya es nuestra ultima etapa con los buggies.
El paisaje es magnífico. Una ruta encantadora que en este caso se puede llegar por carretera.
Nuestra última esta es en la gran población de Ouarzazate.
Aquí nos hospedamos en un pequeño hotel encantador con una estética cuidadisima. Por algo el propietario es un fotógrafo de Madrid que lleva ya más de 20 años por allí.
Y la cena de despedida. Todos hemos llegado bien al final de nuestra aventura. Ahora solo nos queda soñar en la próxima.
Tal como està presentado,textos y fotografías,se hace fàcil «entrar»en el Tour,y vivir con vosotros Vuestra Aventura.Os felicito.!
Un abrazo
Carlos de la Torre